viernes, 22 de junio de 2012

LOS BANCOS COMUNALES CONCEDEN CRÉDITOS, DOTAN A LAS MUJERES DE LOS MEDIOS NECESARIOS Y FOMENTAN LA IGUALDAD EN EL NORTE DE POTOSÍ
Para entrar en el tema financiero, es importante hacer algunos comentarios sobre ciertos conceptos. “El dinero hace dinero”, como decía Adam Smith. Cuando se tiene un poco de dinero, es más sencillo conseguir más, la dificultad es tener poco, y especialmente en países emergentes, en países en etapas de desarrollo. En algunos casos, conseguir un poco de dinero, especialmente en al área rural es un tema de vital importancia, y si no hay acceso a éste o no existen las condiciones, no se logra el objetivo de que el microcrédito sea dinamizador de la economía y es por eso que la pobreza en Bolivia no disminuye lo suficiente. Entonces, ¿cuál debe ser la visión? Justamente luchar contra la pobreza.
Otra reflexión que se plantea es la señalada por Kofi Annan “el microcrédito no es caridad, equivale a reconocer que las personas pobres son la solución, no el problema”. No se tiene que ver a la pobreza como un problema, sino más bien como una gran oportunidad para que todos puedan mejorar las condiciones de pobreza, no solamente de las áreas rurales, sino también del país en su conjunto.
También es cierto que la ausencia de servicios  financieros en el área rural, es un obstáculo para el desarrollo rural. Se ha visto en los últimos años un gran tránsito hacia el área rural. La diversidad de la economía y su diferenciación implica reconocer varias particularidades a nivel institucional. Se tiene que identificar que en cada sector del área rural las características son distintas, se tiene que reconocer la idiosincrasia de las personas, las costumbres, la forma como se sienten mejor al recibir un servicio. No sólo se debe presentar atención al tema del crédito, sino también pensar en introducir los servicios financieros en toda el área rural.
Hacer dinero cuesta dinero. Que se lo pregunten a Pilar Rueda, una mujer quechua de 38 años, nativa de esta comunidad rural del departamento de Potosí y madre de dos hijos. Ella y gran parte de su comunidad han logrado salir de la pobreza extrema gracias a la iniciativa de los Bancos Comunales, un innovador proyecto creado por UNICEF.
Es en este sentido que el enfoque de UNICEF, basado en la igualdad para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tiene por meta llegar hasta las familias y niños más pobres y vulnerables mediante intervenciones rentables para el progreso sostenible.
Este proyecto consiste en la concesión de créditos a personas indígenas, principalmente mujeres, en 13 municipios remotos del norte de Potosí. Generalmente es casi imposible para la población de estas zonas conseguir créditos para pequeñas actividades empresariales, pero a diferencia de los planes de microcréditos de los bancos tradicionales, que cobran intereses elevados, el proyecto de Bancos Comunales ofrece unos tipos de interés muy bajos y está pensado en exclusiva para los miembros de las comunidades, que a su vez son quienes lo dirigen.
El proyecto comprende actualmente una asociación que engloba a cerca de 70 bancos comunales localizados en Potosí. Además de conceder créditos, se imparte formación a los participantes en materia de financiación, igualdad entre los géneros, gestión y derechos básicos.
Mejores ingresos y oportunidades
"Antes, en la tienda sólo había un par de cosas," dice Rueda acerca del establecimiento del que es propietaria y que gestiona con su familia. "Ahora hay muchos productos y es para nosotros una buena fuente de ingresos".
Sin embargo, eso no ha sido suficiente. Después de aumentar las existencias en su tienda y sus ingresos gracias a la concesión de un primer crédito de Bancos Comunales, Rueda adquirió una máquina para preparar helados y comenzó a usarla para obtener ingresos adicionales. Asimismo comenzó a hacer labores de punto y a teñir telas que después vendía en la tienda.
"Ahora las mujeres pueden hacer negocios. Ya no dependen de los hombres", señala la Sra. Rueda. "Así que ahora las madres pueden comprar cualquier cosa que sus hijos necesiten". Y como consecuencia, añade, "los hombres se sienten orgullosos de sus mujeres".
Rueda siempre ha sido muy trabajadora y ahora se ha convertido en un destacado miembro de su comunidad y en una avezada mujer de negocios. El acceso a créditos y a información acerca de los derechos de las mujeres y la infancia han dado como fruto unas mejores oportunidades para sí misma y para su progenie. Rueda no tuvo oportunidad de asistir a la escuela secundaria, por ejemplo, pero su hijo estudia en la universidad y ella cuenta con el dinero suficiente para comprar todo lo necesario para que su hija continúe asistiendo a la escuela.
Romper el ciclo de la pobreza
La familia de Rueda y otros beneficiarios del proyecto de Bancos Comunales viven en el país más pobre de América Latina. De los 9,1 millones de personas que habitan en Bolivia, casi 6 millones - la mitad de los cuales son menores de edad- viven en hogares pobres.
En el área rural, se considera que casi dos tercios de la población que viven en condiciones pobreza extrema. No disponen de dinero suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, alimentarias, de salud y, mucho menos, educativas. Además, la población rural es fundamentalmente indígena y los grupos indígenas han sido siempre los más desaventajados, tanto en Bolivia como en otros países.
De hecho, el perfil de niña indígena pobre que vive en una zona rural ofrece un retrato preciso de la exclusión social y la desigualdad existente en Bolivia. El progreso y la igualdad han pasado de largo ante estas niñas y lo más probable es que su futura  generación padezca la misma suerte.
No obstante, los proyectos como Bancos Comunales se basan en la convicción de que cuando los gobiernos y las organizaciones de ayuda internacional invierten en satisfacer las necesidades básicas de los pobres, el ciclo intergeneracional de pobreza puede interrumpirse. A tal fin, esta iniciativa bancaria se dirige a esas familias que no tienen ni voz ni voto y a las que la sociedad excluye, que viven como mínimo a una distancia de 70 km de la carretera más cercana y a 175 km de la ciudad más próxima y cuyo principal medio de vida es la agricultura.
Un enfoque basado en la igualdad
El jefe de políticas de UNICEF, Claudio Santibáñez, explica cómo esta iniciativa es única porque se centra en mejorar los derechos de la infancia mediante el fomento del papel de las mujeres. Además, al dirigirse a los más pobres de los pobres, adopta un enfoque del desarrollo humano que se basa en la igualdad.
"A diferencia de otras iniciativas de microfinanciación, los bancos comunales se crean en las comunidades más extremadamente pobres y, por tanto, con un planteamiento igualitario muy intenso", afirma Santibáñez. "Prestan servicio a una población socialmente vulnerable que de otro modo quedaría excluida de los mercados financieros".
Dado que los propietarios de estos bancos comunales son personas que residen en el lugar, el dinero y el capital permanecen en la comunidad. Esta iniciativa, junto con la impartición de formación en técnicas de agricultura y comercio, propicia la seguridad alimentaria y establece una base económica sostenible incluso para las familias más pobres.
Al mismo tiempo, señala Santibáñez, a través del proyecto de Bancos Comunales se educa a las mujeres para que comprendan y defiendan sus derechos y los de su progenie. "El acceso a microcréditos, en combinación con otras iniciativas que capacitan a las comunidades para proteger los derechos de su descendencia, constituye una mezcla muy potente".
Cómo se estructuran los préstamos
Para lograr su objetivo, el proyecto Bancos Comunales ofrece préstamos de hasta 3.000 bolivianos (unos 425 dólares estadounidenses) a un interés del 2%. Tres cuartas partes de los intereses se destinan a acrecentar las reservas del banco comunal, y el resto se ingresa en una cuenta de ahorro a nombre del prestatario. Este importe es devuelto una vez que éste último ha terminado de pagar el crédito, por lo general en el plazo de 12 meses.
Los prestatarios deben comenzar la devolución del crédito un mes después de que les sea concedido. Si se retrasan, es la comunidad la que presiona a sus vecinos para que cumplan con sus obligaciones. La presión social y la reputación continúan siendo fuerzas muy potentes en las áreas rurales.
Aunque se ha producido alguna demora en las devoluciones, los organizadores de la asociación de bancos comunales informan de que han sido muy pocos los prestatarios que han incurrido en impago.
El destacado papel de las mujeres
Si bien mediante este proyecto se conceden créditos tanto a hombres como a mujeres, estas últimas han adquirido -y de eso se trataba- un papel cada vez más destacado. Esto es de especial importancia en una cultura en la que las mujeres no suelen ser las responsables de la toma de decisiones en el hogar ni las principales generadoras de ingresos.
Las mujeres que toman parte en el proyecto de Bancos Comunales dan fe de un firme compromiso de ayudar a sus hijos e hijas a lograr una vida mejor que la que ellas tuvieron. Con dicho propósito, emplean los ingresos procedentes de su actividad empresarial para impulsar la salud y la educación de la infancia.
Vilma Huaype, beneficiaria de un préstamo, vive con su esposo y sus dos hijos en Jarana, aproximadamente a una hora a pie desde Pocoata. Al igual que Rueda, el acceso directo a recursos económicos ha permitido a esta mujer mejorar la situación de su familia. Asimismo, ha alcanzado un nuevo estatus en la comunidad en tanto que tesorera del banco y su capacidad de decisión en el hogar ha aumentado.
La tienda de Huaype, que antes ofrecía escasos productos, se ha convertido ahora en un próspero negocio. "He aprovechado esta oportunidad en beneficio de mi familia", explica, "para que no tengamos que seguir siendo pobres".