jueves, 22 de enero de 2009

¿Ha leído el proyecto de nueva Constitución?


Quizás al leer el título de este artículo usted ha respondido en su conciencia que no. Tal vez no quiera ni seguir leyéndola porque siente que no vale la pena indagar en un tema tan reiterado en las últimas semanas.

Lo cierto es que al realizar un rápido sondeo en mi entorno (siempre es representativa una muestra de la clase media), me doy cuenta de que muy pocos han leído el proyecto de nueva Constitución Política del Estado (CPE). Confirmando este hecho, un medio reconocido en el país presentó recientemente una encuesta que señala que el 70% de los entrevistados aseguraron no haber leído el proyecto de texto constitucional.

Lo peligroso es que se percibe que estas personas son las que vierten, en su mayoría, comentarios prejuiciosos, positivos o negativos al respecto. Es más, suenan como repetidoras de consignas políticas que, de a poco, se van haciendo trilladas y no aportan con un análisis propio. Esta reproducción de consignas es alimentada por el surgimiento de propagandas confusas o mentirosas, que empeoran la posibilidad de un intento de análisis objetivo.

Hay que decirlo: los bolivianos no estamos acostumbrados a leer y, en contrapartida, sí estamos muy habituados a criticar a favor o en contra de algo. Somos especialistas en “analizar” y en “comentar”.

Lo cierto es que en el próximo proceso electoral tendremos la gran oportunidad de demostrar que podemos ser responsables o, mejor, co-responsables de lo que todos nosotros representamos, la sociedad, y el Estado. ¿Cómo? Sencillamente leyendo el proyecto de CPE, marcándolo y definiendo si, en síntesis, nos representa y encarna la sociedad en la que vivimos.

Sólo así podremos ir a votar por el Sí o por el No con la tranquilidad de conciencia que un verdadero demócrata debe tener. De esta manera, nadie nos dirá directa o indirectamente cómo debemos votar, seremos capaces de decidir por nosotros mismos aceptando sólo una consigna: votar con uso y goce de razón.

Si no lo hacemos así, no podremos representar una posición coherente para defender lo que hemos decidido votar. Si no lo hacemos, estaremos sujetos a seguir repitiendo las opiniones de quienes nos indujeron a votar de determinada forma, sin poder jamás tener una posición propia. Si no lo hacemos, seremos más responsables de las consecuencias negativas de ese voto. Por estos motivos es mejor darse un tiempo para informarse sobre lo que se plantea en la actual Constitución y compararla con el texto propuesto.

Si no comprendemos algo, tengamos la humildad de preguntar a quienes saben y formemos opinión con distintas personas o por distintos medios, que pueden proveernos de insumos que en definitiva forjarán en nosotros responsabilidad ciudadana a la hora de emitir nuestro voto el domingo. Este periódico por ejemplo explica, cada día, un artículo del nuevo proyecto; la Corte Nacional Electoral está difundiendo material de información valiosa. Es decir, medios no faltan.

Ésa será una forma adecuada de comenzar el año, siendo responsables con nosotros, con nuestra familia y con nuestra sociedad. Eso es lo que le hace falta al país, que prediquemos con el ejemplo y que, a partir de eso, generemos conciencia ciudadana.

La responsabilidad forja la institucionalidad y el respeto al Estado de Derecho; por lo tanto, a las normas, a las leyes y al bien común.

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